Hecho por Bea Rondón

Hecho por Bea Rondón

domingo, 26 de febrero de 2012

Raúl Abzueta - El silencio de los músicos


15 de agosto de 1980. El silencio se apoderó de Venezuela cuando llegó la noticia. Preguntas, llantos, desesperación, pero sobretodo, el silencio. La embarcación en la que navegaba la agrupación Madera, de la popular barriada caraqueña San Agustín del Sur, se habría sumergido al sur del país y con ella 11 de sus integrantes.

Silencio. Tragedia. Vacío.



La historia cambiaba. Lo que debía haber sido, no fue. La presencia y la contundencia de la obra del grupo Madera serían necesarias hoy más que nunca. La historia entonces fue otra y siempre habrá la duda de qué dirían Chu o Ricardo… terreno de la especulación.

25 de febrero de 2012. Otro silencio se apodera de mi país. Los instrumentos de los músicos, los clicks de los fotógrafos, las teclas de los periodistas, los pasos de los atletas… las risas, los cantos, los aplausos… todo de pronto fue silencio cuando finalmente supimos la noticia: “¿Se fue?”, preguntó Sandra. “Se ha ido”.


Yo no fui del círculo de Raúl. No troté con él, no celebré un cumpleaños con él, no nos encontramos en casa de ningún amigo común (que los teníamos), no hay fotos juntos y como decimos los venezolanos, tampoco me eché palos, ni jugué chapita con él. 


Yo no voy a hablar de algo que nunca fue. Yo hablo del artista y ser humano cabal que yo descubrí en sus composiciones, en su programa de radio, en sus presentaciones, en sus entrevistas, en su trabajo como productor y promotor de la música venezolana, en su postura social y política, en su columna en un diario venezolano, en sus conferencias. Al menos la satisfacción me queda de un intercambio de palabras y admiración tras algunos de sus conciertos, el intercambio de ideas en las redes sociales. Raúl se convirtió en una inspiración y en alguien a quien respetar totalmente.


49 años. Triatleta. Compositor. Esposo. Amigo. Compadre. Hijo.

Prolijo. Ese fue el Raúl que yo conocí.

Un Accidente Cerebro Vascular fue la embarcación en la que se sumergió Raúl Abzueta. Tu Madera también sonará aunque sintamos “un gran dolor en el costillar”, nuestros tambores no se aflojarán porque si algo podemos hacer para que tu viaje sea aún más hermoso es honrar lo que motivaste y seguir echando pa’ lante. No hay otra.


Hoy Caracas corrió por ti. Hoy tu esposa, se llenó de guáramo, más del que ya tiene y corrió por ti. 42 K en tu honor y los que faltan.

Muchachos, después de la guasa, en el compás 25, viene el silencio.



Así que, Raúl, amigo librano, nuestra ovación eterna, de pie hasta que el viento nos lleve como animales hasta tu playa. 

Escrito por: Bea Rondón


3 comentarios:

  1. Muy bueno tu artículo Bea.

    Un tipo "Renacentista" lo definió acertadamente Álvaro Paiva Bimbo. Cuestionador, preocupado, ocurrente, sincero, inteligente, sensible, hipersensible, diría yo. La última vez que chateé con él apresuró sus impresiones luego de la gira a Japón de Caracas Sincrónica. Y nos quedamos con las ganas de seguir la "conversa" virtual debido a sus ocupaciones y las mías. Y hasta que me llegó la terrible noticia de su vuelo prematuro. Sigue mi pana, sigue volando. Los que nos quedamos un rato más estaremos reflejándonos en tu música.
    Saludos
    Jorge Quintero

    ResponderEliminar
  2. Es lo menos que podía hacer. La distancia sobredimensiona las cosas y desde acá, pues, estas cosas pegan más. Un abrazo, Jorge. Siempre en contacto!
    Bea

    ResponderEliminar
  3. Gracias! Raúl, entusiasta, expansivo y gran pana. Pocos encuentros, en su faceta de colega y furtivo esposo de la amiga Ligia, pero mucha resonancia cada vez. Aun..

    ResponderEliminar